El trabajo doméstico y de cuidados primordialmente lo realizan mujeres y niñas dentro de los hogares:
Por ello decimos que estas actividades expanden el bienestar social de manera invisible y gratuita principalmente a costa del trabajo de las mujeres, impactando de manera negativa en su propio desarrollo y autonomía.
Desigualdad en la intimidad
Por la asignación de roles de género, la responsabilidad de estas actividades ha recaído de manera desproporcionada sobre las mujeres y las niñas, impactando de manera negativa en sus posibilidades de desarrollarse en otros ámbitos de la vida, y representando un obstáculo para el avance de la igualdad de género.
La sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados dificulta que las mujeres puedan remontar las condiciones adversas al no contar con el mismo tiempo ni posibilidades de acceder a mayor educación, mejores trabajos y mejores remuneraciones económicas. En América Latina y el Caribe más de la mitad de las mujeres de entre 20 y 24 años no buscan trabajo fuera del hogar debido a la carga de trabajo que tienen con las tareas domésticas.
En México, según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Tiempo (ENUT):
Si bien el trabajo de cuidados y doméstico no está monetarizado, su valor económico en 2015 alcanzó un nivel equivalente a 4.4 billones de pesos, lo que representó el 24.2 % del PIB del país, superando a algunas actividades económicas como la industria manufacturera o el comercio.
Es necesario minimizar el impacto de la carga de trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres:
Christian Mendoza (@chris_medoz)