27 de julio de 2019

#Femstorietas: “Mujeres al poder”

En estas elecciones 2018 logramos la paridad en el Congreso, les presentamos la historia de cómo lo logramos y qué nos falta.

Pero este logro es el resultado de más de 150 años de lucha del movimiento feminista y de mujeres.

En 1853 mujeres zacatecanas exigieron al gobierno del estado ser reconocidas como ciudadanas. Sin obtener resultados, muchas mujeres desde varios frentes exigieron su derecho a votar y a ser votadas. Laureana Wright, lo escribió en una revista (1884), Hermila Galindo (1916), Elvia Carrillo Puerto (1923), poco a poco algunos estados atendieron las exigencias. San Luis Potosí, Tabasco y Chiapas  (1925), Puebla (1936), Sinaloa (1938), hasta que en 1953, un siglo después, constitucionalmente se reconoce a las mujeres su estatus de ciudadanas con derecho a votar y ser votadas.

Los resultados de las Elecciones 2018 marcan un avance significativo en sin duda. En un hecho sin precedentes en la historia el legislativo jugará un papel central en esta democracia al ser reflejo de la inclusión. Es la primera vez que tendremos un Congreso Federal con paridad de género: en el Senado habrá 53% de mujeres y en la Cámara de Diputados 49%.

Esto es un triunfo de la sociedad civil organizada, particularmente del movimiento feminista, en colaboración con aliadas/os de muy diversos ámbitos, que culminó en la reforma político electoral de 2014 y la aprobación de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) que establecen la paridad de género para todos los cargos de elección popular. Es un avance trascendente hacia la igualdad y la no discriminación pues logra la inclusión de las mujeres en la representación política en condiciones numéricas de igualdad con los hombres, enriqueciendo el ejercicio democrático y rompiendo con prejuicios y estereotipos.

Más allá del Congreso, el nuevo gobierno ha anunciado ya el primer gabinete paritario en la historia del país, en el que además, carteras estratégicas y tradicionalmente ocupadas por hombres como las secretarías de Gobernación, Economía o Energía estarán ocupadas por una mujer. Todas ellas con trayectoria probada y de gran trascendencia en sus respectivas especialidades.

Finalmente y para mayor celebración, es la primera vez que la Ciudad de México, una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo, elige como jefa de gobierno a una mujer.

Mas allá de la igualdad de género, en esta legislatura habrá al menos 13 representantes que se autoreconocen como indígenas, 4 son mujeres. Esto es un pequeño avance hacia las reivindicaciones de los pueblos originarios de participar en la vida política del país, aunque aun estamos lejos de lograr que lo hagan en términos proporcionales a la población que representan (20% de la población del país es indígena) y menos aún, en condiciones de igualdad, como lo demostró la participación de Marichuy en la contienda electoral.

Lo que nos falta

Aun falta mucho por hacer, más allá de la paridad numérica. Las mujeres en la política, no la tienen fácil. Enfrentan un sistema excluyente. Encaran dificultades y obstáculos en los  espacios de toma de decisión y en los procesos electorales.

Las mujeres se siguen haciendo cargo de la familia y sus hogares, con esta carga es difícil mantener un equilibrio entre la familia y el trabajo.

Además Enfrentan Violencia política en razón de género que sucede cuando por el solo hecho de ser mujer se les  impide ejercer sus derechos políticos (por ejemplo: impedirles  una candidatura, no dejarles tomar posesión de su cargo cuando han sido electas, que su voz no se valide como la de un hombre, que no se les considere aptas para la función pública por ser mujer).

Según la Fiscalía Especializada para los Delitos Electorales (FEPADE) desde 2015 solo se han admitido 156 casos de violencia política, de los cuales solo se han  librado 4 órdenes de aprehensión.

Es necesario afianzar el avance político de las mujeres para ello se necesita:

  • Generar alianzas y superar las rivalidades entre mujeres para establecer agendas comunes de trabajo y superar las lealtades partidarias ciegas.
  • Trabajar en una agenda de género común en todos los ámbitos. Es decir, una agenda que tome en cuenta las necesidades de las mujeres y que esté encaminada a reducir las desigualdades entre hombres y mujeres. Una agenda que vaya más allá de los partidos políticos.
  • Urge impulsar políticas que posibiliten el desarrollo y la promoción de las mujeres políticas.

Para contar con candidatas más preparadas en la gestión pública y que conozcan sus derechos.

  • Necesitamos marcar una verdadera diferencia en el quehacer de las mujeres y los hombres en la política.

Aun falta mucho por hacer pero estamos convencidas de que los logros serán cristalizados a partir de las luchas ciudadanas de las feministas y de mujeres.

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El ILSB es una organización apartidista que cree en la pluralidad y participación ciudadana como ejes fundamentales de la democracia y no participa ni interviene, directa o indirectamente, en campañas a favor o en contra de ningún partido político o candidatas/os para cargos públicos.