Combatir la Hydra: Estrategias de resistencia al ecosistema antiderechos
26 de agosto del 2024.- Como parte de las sesiones del Laboratorio de Acción Narrativa del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, convocamos al conversatorio “Combatir la Hydra: Estrategias de resistencia al ecosistema antiderechos”, en el que participaron Sonia Correa, Bet Quesadas y Leah Muñoz como ponentes y Silvia Soler, coordinadora del programa de Formación y Saberes en Intercambio del ILSB.
El Laboratorio de Acción Narrativa es parte de la apuesta del ILSB por profundizar la mirada y el entendimiento sobre el ecosistema conservador, entender cuáles son sus discursos, sus alianzas, qué estrategias movilizan, cómo se financian, cuáles son sus narrativas, cuál es su genealogía y sus formaciones regionales. “Es un ecosistema que a veces creemos que es monolítico y superpoderoso, pero que también es heterogéneo y debe ser analizado en esa heterogeneidad para ver dónde están sus debilidades, porque allí es donde se abren posibilidades de acción política”, mencionó Eugenia Likar, subdirectora del ILSB.
De acuerdo con Sonia Correa, investigadora brasileña del foro global Sexuality Policy Watch, cuando hablamos de política antigénero, nos referimos no sólo a la ultraderecha, sino también a formas políticas populistas, neofascismos y desdemocratización tanto en América Latina como en Europa. “Son como hydras, ese animal muy antiguo, pero que sobrevive, que tiene muchas cabezas que se mueven en muchas direcciones y que se nutren de ideologías muchas veces contradictorias; y ese animal produce un ecosistema también complejo”, explicó.
En su participación, Leah Muñoz, bióloga y maestra en Filosofía de la Ciencia, señaló que el ecosistema antigénero reproduce discursos antiaborto, contra la educación sexual, antitrans; y discursos masculinistas que apelan a un sujeto masculino herido para construir un sentido común antifeminista. Explicó cómo una parte de los discursos antigénero son movilizados por iglesias católicas y cristianas, pero utilizando como estrategia un discurso que apela a la ciencia, lo que se denomina “secularismo estratégico”, es decir, apelar a supuestas instancias de expertos, academias y colegios para validar un discurso de odio.
Bet Quesadas, del proyecto Infoactivismo, llamó a analizar cómo los actores antiderechos utilizan el flujo de información en redes sociales codificando y segmentando sus mensajes dependiendo de la audiencia con la que hablan, manejan una imagen muy pulcra en lo público, pero, en la medida en que se hacen cámaras de eco, dejan ver expresiones mucho más fundamentalistas y problemáticas.
Es importante mirar cómo los actores antiderechos han aprovechado la polarización social para lanzar mensajes que generan miedo, enojo y odio ante la posibilidad de perder una posición de superioridad o privilegios. Bet Quesadas reconoce la necesidad de conectar a través de las emociones con las audiencias que tienen cierto malestar y entenderlas a profundidad. Eso implica descomplejizar y usar un lenguaje común, no condescendiente, pero sí que revalore las vivencias de las personas a las que está apelando. Para Leah Muñoz, las alternativas para hacer frente al ecosistema antiderechos son la movilización, la vinculación de movimientos y la construcción de sentidos comunes que surjan a partir de espacios de concientización y discusión política, fuera de lo institucional y la academia.
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